
La legislación que espera la firma del gobernador bloquearía la expansión de los proveedores de cuidados paliativos con ánimo de lucro, garantizando que los pacientes sigan siendo la máxima prioridad.
Cuando su ser querido entra en la fase final de su vida, ¿quién prefiere que gestione sus cuidados: una organización sin ánimo de lucro dedicada exclusivamente a proporcionar una atención de la mayor calidad posible? ¿O una entidad privada que busque maximizar los beneficios?
Para nosotros, es obvio. Los cuidados paliativos son, por su propia naturaleza, un viaje profundamente personal y sensible. Exige una atención individualizada, centrada principalmente en garantizar el confort y la dignidad del paciente, no en generar ingresos.
Sin embargo, los hospicios con ánimo de lucro representan ahora 70% del mercado, frente a 5% hace 35 años. Y ello a pesar de estudios que demuestran que los hospicios con ánimo de lucro prestan menos servicios esenciales, emplean a personal menos cualificado, reciben un mayor volumen de quejas y contribuyen menos a sus comunidades que sus homólogos sin ánimo de lucro. Además, los cuidadores familiares declaran experiencias sustancialmente peores en hospicios con ánimo de lucro y son casi 5% menos propensos a recomendar su hospicio a otras personas, con incluso peor informes de cuidadores de hospicios de capital privado.
